En esta serie fotográfica se manifiesta un gusto por el carácter de los trazos, el juego de luces y sombras y una coordinación de todos los elementos. La organización del espacio y las sutilezas de aquellos elementos rectos, donde la curva es casi ficticia.
Una fotografía en blanco y negro donde el color es inexistente, donde la seguridad del paisajear urbano se plasma en las construcciones entendidas como un producto de la imaginación. Obras que generan cierto desconcierto porque se presentan como acabadas pero que en cambio aparecen como un todo inacabado, en continuo cambio. Esa es la doble mirada entre lo que encontramos como típico o turístico y las zonas menos conocidas de la “Gran Manzana” neoyorquina. Estas imágenes parecen mezclar ambas realidades, destacando la limpia composición fotográfica limpia de todo elemento anexo a la misma y libre de dramatismo,. No hay nada de artificialidad, lo que hay es lo real que se ve. Una arquitectura real en la que el artista juega con el espacio y el tamaño proponiendo viejos edificios como escala hasta convertir aquellos en los verdaderos protagonistas.
De esta colección destacan las formas geométricas, carentes de temporalidad, que se aplican a la representación de un vacío extensivo al espacio que llenan. La ciudad moderna, racional, y organizada para la vida económica en la que sus elementos fotografiados hacen de puente entre la realidad y lo que capta el espectador. Son contrastes donde la tridimensionalidad se obvia para generar su propio espacio mediante el uso de la propia luz. Minimalismo y conceptualidad, dos conceptos tan de moda en nuestro tiempo que se hacen presentes en su trabajo. A primera vista con los edificios y sus escenografías pero con la técnica y la visión logramos que nos parezcan otra cosa de lo que se conoce, con lo que su significado habitual queda abierto a interpretaciones personales, a concebir como un espejo de la vida actual moderna, provocando una desolación escénica.